viernes, 16 de febrero de 2007

11 Vocablos del original griego relacionados

Cuando hemos intentado dialogar y compartir fraternalmente la verdad bíblica que venimos exponiendo, verdad que asumimos con plena convicción, hemos recibido como breve respuesta (cuando la hemos tenido), la aportación de los conocidos textos bíblicos relacionados con las prerrogativas y responsabilidades de los obispos, ancianos o pastores; y en estos textos la atención se centra en los vocablos del original griego, según los cuales pretenden asegurarnos lo bíblico de sus planteamientos en cuanto a que “el pastor está un peldaño por encima de la congregación” y “tiene la última palabra en las decisiones de la Iglesia”, dicen que “igual que el padre de familia en el hogar”. Desde luego este último paralelismo queda sin justificación bíblica; y es que la Iglesia es una cosa, y otra cosa diferente es el hogar o el ejército o el Estado. Tomar el ejemplo de nuestras relaciones con ellos para ilustrar el gobierno de la Iglesia es un error.
Los textos bíblicos aportados son: Hch. 20:28; Ef. 4:10-13; Fil. 1:1; 1Tes. 5:12; 1Tim. 3:1-7 y 5:17-20; Ti. 1:5-11; Heb. 13:7, 17 y 24; 1Pe. 5:1-4.
Y a partir de ellos los vocablos “esclarecedores” son: “poimén” para pastor, que también se traduce así “hegoumenois” en la versión Reina-Valera; “presbýteros” para anciano; “epískopos” para obispo, y “proístemi” para presidir y gobernar.
Las interpretaciones que les asignan a estos vocablos las personas con las que hemos hablado, son las que mejor se acomodan al concepto preestablecido sobre la autoridad que quieren tener, sin atender al conjunto de la verdad bíblica y pasando por alto principios hermenéuticos básicos; consecuentemente, en sus conclusiones finales incurren en contradicciones con la verdad bíblica general.

Ordenando unas ideas previas
Personalmente no somos conocedores del idioma griego en el que fue escrito el Nuevo Testamento (excepto breves pasajes en arameo), por eso nos hemos auxiliado de varias obras de reconocidos eruditos, además de alguna consulta a hermanos que sí conocen el griego koiné.
De esa consulta constatamos que todas las palabras consultadas admiten varios significados, en función de los diferentes usos que se les daba.
Los vocablos que nos ocupan no fueron creados especialmente para su uso en el N.T., por el contrario ya existían, eran usados por autores clásicos de Grecia y eran utilizados con diferentes aplicaciones en la sociedad griega. Como todas las palabras, también éstas tenían un significado natural en su origen, y de aquí fueron derivando a significados especializados en diversos campos de la actividad humana.
Entonces, cuando aparece un nuevo uso aplicado a la nueva Iglesia de Dios, ¿cuál es el significado particular que debemos atribuirles? La hermenéutica bíblica nos impone aquel significado que no contradice la verdad general de la Revelación bíblica relacionada con la cuestión particular a la que están vinculados esos vocablos.

Los vocablos mencionados, en detalle
Poimén.- Esta palabra aparece una única vez en el N.T. para referirse a hombres dotados por el Espíritu Santo para realizar un pastoreo espiritual, es en el texto de Ef. 4:11. El resto de las veces refiere a pastores de ganado, y en Mat. 26:31; Jn. 10:11 y 14; Heb. 13:20 y 1Pe. 2:25 se aplica al Señor Jesucristo, “el gran Pastor de las ovejas” que dio su vida por ellas.
El Diccionario Expositivo de Vine (páginas 638 y 639) nos explica tres usos en el N.T.: el sentido natural, para uno que cuida manadas o rebaños; y un sentido metafórico atribuido a Cristo y a “aquellos que ejercen el pastorado en la Iglesia de Cristo (Ef. 4:11). Los pastores conducen tanto como apacientan la grey; cf. Hch. 20:28, que, con el v. 17, indica que este era el servicio encomendado a los ancianos (supervisores u obispos); lo mismo en 1Pe. 5:12: «apacentad la grey de Dios… cuidando de ella»; esto involucra un cuidado tierno y supervisión llena de atención”.
La Concordancia de Strong identifica la palabra con el número 4166 y dice “pastor (lit. o fig.)”.
El Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, de Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, también nos da el sentido natural de pastor y añade que fue empleado por Homero y Platón en un sentido figurado como “guía, dirigente, caudillo”. Dice que “en Platón se perciben ecos religiosos cuando compara a los que gobiernan la ciudad-estado con los pastores, que cuidan de su rebaño…Porque el pastor de hombres es imagen del pastor y legislador divino”. Y añade que “en el antiguo oriente se aplicó muy pronto el título de pastor, como predicado honorífico, tanto a las divinidades como a los gobernantes. De forma estereotipada se emplea la expresión en las inscripciones regias de los sumerios, en el estilo palaciego de los babilonios, en los textos de las pirámides (textos de los muertos).”
Después cita el uso en Israel de su equivalente en hebreo, centrándose en las características del oficio de pastor. Y dice “únicamente Dios (Yahvé) es el pastor de su pueblo, Israel… El pueblo es el rebaño de Dios”. Sigue explicando la aplicación subordinada del término a los reyes de Israel, con una valoración negativa, de fracaso, en los discursos proféticos.
De toda esta información concluimos que el sentido que debe tener para los cristianos el uso del término pastor es el de un obrero dependiente del Señor Jesús, el gran Pastor, Príncipe de los pastores, propietario del rebaño que compró con su sangre preciosa; y la preocupación de esos obreros no debe ser el reconocimiento y acatamiento de su “autoridad” (a semejanza de la mundana e idolátrica en la antigüedad), su preocupación debe recaer en no ser déspotas sobre las heredades del Señor, antes deben esforzarse en servirlas de manera ejemplar “para que puedan pasar bien la prueba, cuando aparezca el Pastor supremo” (Kittel).
Lo espiritual es poner nuestra atención en las características del oficio del pastor de ovejas para incorporarlas en nuestro carácter cristiano, con los ojos puestos en el buen Pastor que da su vida por las ovejas, y así preocupados por el bienestar espiritual del rebaño (del que forman parte los cristianos-pastores, siendo ellos mismos ovejas también), protegerlo, defenderlo, cuidarlo, guiarlo, alimentarlo, buscar a los perdidos, etc.; con la mayor abnegación, honradez y espíritu de sacrificio.
La pretensión de un estudio no publicado que dice: “Poimén, traducido (a) Pastor = oficio de administrar o presidir. (b) Pastoreo; es errónea y tendenciosa, por eso después de citar Hch. 20:28; Ti. 1:5-7 y 1Pe. 5:1-4, establece su errada aplicación como “Un pastor puede ser descrito como uno que mira que las cosas hechas por otros se hagan correctamente; preside sobre la asamblea y enseña; protege, sobrevee y guía; dirige, gobierna, ordena y tiene autoridad sobre; administrador”. Este autor no ha sido capaz, tan siguiera, de reconocer el oficio, parece que confunde a un pastor con un ejecutivo moderno. Este es claramente un uso totalmente desviado del sencillo concepto bíblico y quizás grato al ecumenismo papista.
Esto es un claro ejemplo de prejuicio acompañado de ignorancia (quizás intencionada), para una enseñanza que engañará a los simples. Por eso debemos insistir en la importancia vital de que todos y cada uno de los cristianos bíblicos imitemos el ejemplo de los judíos de Berea (Hch. 17:10-11). ¡Hay que tener los ojos bien abiertos!.
Episkopos.- Esta es la palabra griega que se traslitera al castellano como “obispo” y señala al mismo oficio espiritual que “poimén” (Hch. 20:28).
El Diccionario Expositivo de Vine (pág.. 595), dice: “lit. supervisor (epi, sobre; skopeo, mirar o vigilar), de donde se deriva el término castellano episcopado, etc… Cristo mismo es señalado como «Obispo de vuestras almas» (1Pe. 2:25)”.
La Concordancia de Strong identifica la palabra con el número 1985, señalando las mismas raíces que Vine, define “superintendente, i.e. oficial crist. a cargo general de una (o la) iglesia (lit. o fig.):-obispo”. Y relaciona aquellas raíces con la palabra 1983 episkopéo, “supervisar, por impl., cuidarse, precaverse:-mirar (bien), cuidar.”
El Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, de Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, (págs. 366 a 369), considerando episkopos en el conjunto del grupo de palabras derivadas de las mismas raíces, traduce “obispo” como la persona que se ocupa de “inspeccionar, vigilar, examinar, visitar, reparar en, observar, prestar atención”.
Dice que el contenido de estos vocablos “viene determinado por la actividad de ver o de prestar atención a algo o a alguien… la forma skopéo pone de relieve el carácter detenido y repetido de la acción…” Seguidamente hace referencia a los usos que hacían de la palabra Jenofonte, Platón, Homero, Píndaro en el sentido de “observar, inspeccionar, vigilar, controlar, censar, investigar, examinar”. De los vocablos derivados de la raíz ep-opt, dice “que en principio designan la simple observación y solo más tarde la vigilancia, en que incluye también un desvelo activo y responsable por aquello que es objeto de vigilancia”… “el sustantivo episkopos, vigilante, inspector, supervisor, se encuentra ya en Homero y sirve en primer lugar para caracterizar a una divinidad (p. ej. Artemisa de Efeso) que tiene la función de velar por el país o por los hombres que lo habitan…”
A partir de 1Pe. 2:25, comenta: “El hecho de que epískopos aparezca aquí junto a poimén, pastor, como ocurría ya en el AT (cf. Num. 27:16) y como ocurre por lo demás, repetidas veces con los verbos derivados de ambos radicales (cf. Hch. 20:28), no es algo fortuito, sino más bien la expresión de una comprensión bien definida del contenido de ambos vocablos: la vigilancia solo puede concebirse y ejercerse como una providencia, como una solicitud, como un desvelo amoroso, nunca como un dominio que busca el propio encumbramiento”.
Al igual que poimén, tampoco episkopos se utiliza en el NT como el título que designa un grado jerárquico, sino que en consonancia con los principios generales de la organización y gobierno de la Iglesia, este sustantivo refiere al oficio espiritual que deben desarrollar los obispos o pastores a favor de los hijos de Dios, caracterizado por el ejemplo de la supervisión del Dios del cielo que, en Cristo Jesús, nos visitó definitivamente sobre la cruz del Calvario para darnos salud. Define un servicio marcado por la observación, consideración repetida, detenida y atenta para proteger, socorrer, corregir, de manera solícita, con desvelo amoroso.
El hincapié del referido estudio no publicado, que insiste en el “obispo = ver que las cosas se hacen correctamente”, “superintendente” (persona a cuyo cargo está la suprema administración de un ramo), “que investiga, inspecciona, visita”; va detrás del uso que la sociedad pagana hacía de este término, para consolidar su afán de señorío sobre las heredades del Señor. El episkopos está situado en una posición más elevada a fin de poder ver las necesidades que debe atender sirviendo al pueblo del Señor, no para establecerse sobre, por encima de sus hermanos con el afán de controlarlos e imponer su jefatura.
Presbýteros.- Esta es la palabra griega que se traduce “anciano”, para referirse igualmente que poimén y epískopos (las tres son intercambiables), al mismo oficio espiritual de atender las necesidades, especialmente espirituales, de las personas.
El Diccionario Expositivo de Vine (pág.. 55), dice en el punto 4 “Se usa: (a) de edad, de cuál sea la más anciana de dos personas (Lc. 15:25), o entre más (Jn. 8:9 «el más viejo»); o de una persona entrada ya en años, con experiencia…” (b) De rango o posiciones de responsabilidad: (1) entre los gentiles, como en la LXX en Gen. 50:7; Num. 22:7; (2) en la nación judía, en primer lugar, aquellos que eran las cabezas o líderes de las tribus y de las familias, como en el caso de los setenta que ayudaban a Moisés (Num. 11:16; Dt. 27:1), y aquellos reunidos por Salomón; en segundo lugar, miembros del sanedrín, que consistían de los principales sacerdotes, ancianos, y escribas, conocedores de la ley judía (p. ej. Mat. 16:21; 26:47); en tercer lugar, aquellos que dirigían los asuntos públicos en las varias ciudades (Lc. 7:3); (3) en las iglesias cristianas aquellos que, siendo suscitados y calificados para la obra por el Espíritu Santo, eran designados para que asumieran el cuidado espiritual de las iglesias, y para supervisarlas… indicando presbuteroi su madurez de experiencia espiritual”.
La Concordancia Strong identifica la palabra con el número 4245, dice: “comparativo de présbus (anciano); más anciano; como sustantivo, anciano; espec. miembro del sanedrín isr. (también fig. miembro del concilio celestial), o «presbítero» crist.: -viejo, anciano, antiguo, mayor.”.
El Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, de Gerhard Kittel y Gerhard Friedrich, (págs. 122 a 129), cita el uso de Homero, Herodoto, Eurípides y Aristóteles, relacionando con el presbítero las ideas de importancia, honor, respeto y autoridad “debido a su experiencia y sabiduría”. En la sociedad civil se les reconocía una dignidad a los mayores de 50 años (desde Esquilo); Sófocles emplea presbeúo “en el sentido de ocupar el primer lugar”. “Según eso, presbeía significa primeramente el derecho o la dignidad de los ancianos… y luego simplemente la dignidad, el rango”.
“De ahí que los vocablos de este grupo de palabras se utilicen asimismo para designar funciones institucionales de tipo social, para las cuales se exige, como presupuesto, la sabiduría del anciano: presbeúo se utiliza para designar la actividad del mensajero o enviado (embajador), el cual representa a la comunidad que le envía y negocia en lugar de ella”.
Como cristianos bíblicos, de toda esta información concluimos que para nosotros la importancia de los más ancianos radica en el valor de su experiencia y sabiduría espirituales acumuladas por medio del conocimiento bíblico adquirido, personas a las que se les reconoce honorabilidad por su trayectoria honesta, lo cual los habilita para presidirnos y ostentar nuestra representación.
Por las funciones de estos oficiales, se relacionan con ellos las palabras proístemi (presidir y gobernar), y kybernáo (gobernar). El sentido natural de proístemi es “colocar delante”, “estar de pie ante” –coinciden Vine, Strong, Kittel-, (ver 1Tes. 5:12 comp. 1Tim. 5:17), o sea, el anciano pasa al frente para conducir el orden de la reunión; no es que tenga el cargo ejecutivo de “presidente” para dirigir la vida de los miembros de su congregación todos los días del año.
El verbo kibernáo (1Cor. 12:28 comp. 1Tim. 5:17 –aquí gobernar es proistemi-), para describir su acción de gobierno es un término marinero, no político, que “originariamente se empleó para designar la actividad del piloto de una embarcación… Más tarde Platón aplicó este sustantivo al hombre de estado que gobierna y lo utilizó para designar su actividad (cf. la expresión corriente «la nave del estado»).” (Kittel).
Estamos hablando de un oficio espiritual consistente en cuidar de las almas apacentándolas con la Palabra de Dios; sobreveyéndolas atentamente para atender sus necesidades y gobernándolas en su trayectoria espiritual de peregrinos hacia la patria celestial. Oficio desempeñado por hombres capacitados por el don del Espíritu y con una buena experiencia espiritual y sabiduría de lo alto. Como pastor las apacienta, como anciano aconseja y conduce, como obispo sobrevee velando amorosamente.
Hegoumenois.- Esta es la palabra que se traduce “pastores” en Heb. 3:7, 17 y 24, que según nos dice Ernesto Trenchard, en su comentario a Hebreos (pág. 251) “es un participio procedente del verbo «egeomai», con el significado de «guiar», «señalar el camino» o «gobernar». El término es distinto de aquellos que emplean Pablo y Pedro –«ancianos», «sobreveedores» y «pastores»- para señalar a los guías que han sido puestos por el Espíritu Santo en las iglesias locales para cuidar del rebaño cristiano y llevarlo adelante en los caminos del Señor…”.
Vine, de acuerdo con ese significado natural, cita Lc. 22:26 donde la RV60 traduce “el que dirige como el que sirve”. También Mat 2:6 “un guiador que apacentará” tomando la profecía de Mi. 5:2 sobre el Señor Jesús (comp. Lc. 22:27).
La Concordancia Strong, en la palabra número 2233 dice: “dirigir, i.e. comandar, mandar (con autoridad oficial); fig. estimar, i.e. considerar, principal, creer, dirigir, entendido, estima, estimar, gobernador, guiador”.
El Diccionario Manual Griego-Español VOX, dice: “ir delante, ser guía, guiar a alguien, guiar en algo, guiar o dirigir el camino, conducir, dirigir algo o a alguien, mandar en, ser jefe de, los jefes o también los directores o guías…”
Y a continuación transcribimos las notas que un hermano nos ha hecho llegar, en las que selecciona algunas de las cosas que dicen otros autores reconocidos:

• A Greek English Lexicon of the New Testament and other early Christian literature. The University of Chicago Press, p. 314. Traducción al castellano de la obra en lengua inglesa.
“Hegeomai: liderar, guiar. “Ho hegoumenois” es dicho de hombres en cualquier posición de liderazgo (así es usado por Sófocles siglo V a.C. También usado por Polibius en el siglo II a.C., y por Diodorus Siculus en el siglo I a.C).
Término usado para referirse a la autoridad del príncipe, mandos militares y líderes de cuerpos religiosos.”.

Theological Dictionary of the Greek Language. Ed. G. Kittel. WM B Eerdmans Publising company, 1976, pp. 907-908. Traducción al castellano de la obra en lengua inglesa.
  1. Hegeomai (verbo) significa 1. liderar; 2. pensar, creer. [...]
  2. Hegoumenois (sustantivo) Mayormente en el plural, es usado de los líderes de la comunidad en Hebreos 13:7, 17, 24. La “comunidad” se divide obviamente entre aquellos que lideran y los que son liderados. En 13:17 estos son pastores responsables ante Dios. Dios les ha confiado los demás miembros de la comunidad, y por lo tanto estos les deben obediencia. Los “fundadores” de la comunidad, los cuales ya han fallecido, también se incluyen entre los hegoumenois, y son mostrados como ejemplos de fe (vs.7). La sujeción reverente a oficiales humanos con la autoridad pastoral dada divinamente se integra a la piedad cristiana. [...] Sujeción y respeto hacia ellos pertenece esencialmente a la piedad cristiana. En Lucas 22:26 los hegoumenois son comparados con el diakonon. En este caso los hegoumenois son exhortados a ser humildes. Hechos 15:22 llama a Judas y Silas “hegumenus en ton adelphois” hombres líderes entre los hermanos. (Nota del traductor: la Reina Valera traduce, “varones principales entre los hermanos”, la King James traduce “chief man among the brethren” o hombres principales).
La palabra hegoumenois también se puede usar para líderes no cristianos, grandes hombres, oficiales y príncipes. También se usa en la Septuaginta para referirse a líderes de la gente (Ezequiel 43:7). Parece que el término ha sido tomado por los cristianos de fuentes no cristianas (Sophocles Phil.,386; Polyb. passim).”

Evidentemente, nos seguimos encontrando con los diferentes usos de las palabras que fueron escogidas del lenguaje más popular por el Espíritu Santo, en su inspiración plenaria y verbal. Siguiendo la sana hermenéutica bíblica según 1Co. 2:13 “acomodando lo espiritual a lo espiritual”, estamos obligados a escoger el significado particular que no contradice la verdad general ya expuesta, del ordenamiento del Señor Jesús, sus órdenes de autoridad exclusiva prevalecen sobre o por encima de cualquier pretensión humana, que bien por ignorancia o bien por intereses prácticos decida escoger aquel uso mundano propio del ejercicio del poder estatal.
Esto es lo que tuvieron en cuenta Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, cuando nos dejaron traducido el texto de Hch. 14:12 como sigue: “Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque era el que llevaba la palabra”, donde “el que llevaba la palabra” es la traducción de hegoumenois. La “autoridad oficial” del siervo de Cristo reside en llevar la palabra de Dios y guiar con Ella, conduciendo a las almas a Cristo señalándoles el camino de la cruz; esta es la guía, dirección espiritual legítima. Nosotros no tenemos nada que ver con la autoridad de príncipes, mandos militares ni dirigentes de cuerpos religiosos, que se dan la gloria los unos a los otros: esto es lo propio del mundo putrefacto que produce náuseas a la virgen pura que es la Iglesia de Jesucristo (comp. Ap. 3:15). No creemos en una comunidad dividida en castas o clases (propio del orden mundano), creemos en la Iglesia que es UNA con el Padre, en Cristo y por la unidad del Espíritu Santo.
En cuanto al anhelo de sujeción transcribimos el comentario de Trenchard sobre Heb. 13:7: “Podemos pensar que egumenoi aquí incluye también a los enseñadores de la Palabra, cuya esfera de ministerio era más amplia que la de la iglesia local, y, de todas formas, el “guía” ha de ser portavoz de la Palabra misma, como se indica por la frase explicativa: “aquellos que os hablaron la Palabra de Dios”. Aquellos siervos del Señor habían dado hermoso ejemplo de fidelidad a la palabra del nuevo pacto, recibida por medio de los Apóstoles, como también de fidelidad hasta la muerte en su testimonio y servicio, de modo que el “recuerdo” de ellos y de su obra sería poderoso aliciente para los hebreos en su crisis de circunstancia y de persecución. Huelga decir que esta exhortación no justifica en absoluto que se dé demasiada importancia al hombre como tal, ni mucho menos que se haga de los antiguos siervos del Señor “santos” de categoría especial cuyos “méritos” puedan valer después de muertos ellos. Se trata de la conveniencia de recordar lo que Dios hizo por medio de débiles instrumentos que habían aprendido el secreto de la sumisión y la fe.
Por esta causa el recuerdo de las personas ha de unirse a la consideración del éxito de su conducta, y lo que hay que imitar es su fe…”
Luego comentando el v. 17 y bajo el título de “La sumisión de los santos”, sigue diciendo: “La palabra “obedecer” no es la que se emplearía en el caso de una orden militar, pero más bien quiere decir: Dejaos persuadir por vuestros pastores, o sea, escuchad lo que os dan de la Palabra de Dios con deseos de aprender y poned por obra lo aprendido. Igualmente “sujetos”, indica en el original la actitud que accede fácilmente a lo que se indica, o sea un espíritu todo lo contrario de la rebeldía y de la terquedad (véase 1Tes. 5:12-13)”.
Se trata de autoridad espiritual en cuestiones espirituales consideradas a la luz de la autoridad de la Palabra de Dios. En ese comentario hay una espiritualidad que es desconocida por el seco pragmatismo del estudio no publicado, citado anteriormente, que mantiene su mirada fija en la “autoridad” personal, y que explicando hegoumenois dice: “(a) Traducido, que tiene autoridad sobre (verbo) = dirige, gobierna, manda, tiene autoridad sobre. (b) Recuerda: ellos hablan por el Señor (1Pe. 4:11). Oráculos de Dios = las palabras pronunciadas por el Señor”.
Esta última afirmación hasta nos da un cierto temor, pues con las reservas prudentes a que nos obliga lo esquemático de esta explicación, apreciamos que nos dan una significación muy sesgada de hegoumenois, y además podemos entender que se identifica la palabra del pastor con la Palabra de Dios, cuando lo que real y rectamente enseña 1Pe. 4:11 es la responsabilidad del predicador para impartir una enseñanza acorde, no contradictoria con la Palabra de Dios, que es la autoridad para todas las ovejas de Cristo, incluidos los pastores que también son ovejas.

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